Incluso cuando se consume en pequeñas cantidades, el pescado representa una parte importante desde el punto de vista nutricional de la dieta de muchas personas, especialmente en los países en desarrollo. Es una fuente vital de proteínas y micronutrientes, y mejora la calidad de las proteínas en dietas principalmente vegetales y a base de almidón al proporcionar aminoácidos esenciales.
El pescado es rico en zinc, fósforo, magnesio, selenio y contiene vitaminas A, D y B2 (riboflavina), mientras que el pescado marino es una buena fuente de yodo y ácidos grasos omega 3. Muchos de estos nutrientes vitales solo se encuentran en pequeñas cantidades, si es que se encuentran, en alimentos básicos como el maíz, el arroz y la yuca, que constituyen la mayor parte de la dieta de las personas en los países en desarrollo.
El pescado es una fuente indispensable de estos nutrientes para muchas personas, y los peces pequeños de bajo valor, que son consumidos en gran parte por los pobres de las zonas rurales, proporcionan más minerales que la misma cantidad de carne o pescados grandes, ya que se consumen enteros, con las espinas intacto. El pescado también contiene ácidos grasos que son esenciales para el desarrollo del cerebro y el cuerpo, y son particularmente cruciales para la dieta de bebés, niños y mujeres embarazadas y lactantes.
El consumo de ácidos grasos omega-3 durante el embarazo reduce el riesgo de bajo peso al nacer, que es un factor clave en la mortalidad materna e infantil. Estos ácidos también son críticos para el desarrollo neurológico de los bebés y se encuentran casi exclusivamente en el pescado, por lo que el consumo de pescado durante la lactancia y el embarazo es especialmente importante.
